miércoles, 1 de febrero de 2012

ESCLAVOS DE LA BELLEZA. ESCLAVOS DEL MUNDO. G1

Elena Martínez y Susana Rodríguez

¿Alguna vez te has parado a pensar cuántas horas dedica una mujer en ir “arreglada”?

Basta con echar un vistazo a nuestro alrededor para observar que la gran mayoría de las mujeres realizan un ritual diario de belleza: maquillaje, peinado, manicura, depilación, así como últimas tendencias en ropa.

Con el inicio del movimiento feminista, comenzamos a luchar por la liberación de la mujer, tratamos de romper con el prototipo de nuestras antecesoras para convertirnos en mujeres trabajadoras, urbanas e independientes. Pero en ocasiones, todo esto se nos ha vuelto en contra, ya que, el culto al cuerpo nos priva de muchas de las libertades por las que luchamos. ¿No es una nueva forma de esclavitud estar guapa siempre? En la sociedad actual, intentamos superarnos en nuestras aspiraciones diarias, bien a nivel familiar, personal, sentimental... pero además de todo esto perseguimos ser mujeres perfectas estéticamente, ya no sólo empujadas por nosotras mismas para sentirnos bien, sino que lo hacemos porque nos lo dicta la moda. ¿Queremos estar guapas para nosotras o para los demás? La Publicidad en muchas ocasiones asocia valores como el éxito a los productos de belleza, por lo que muchas creen que de este modo lograrán la admiración por parte de la sociedad, así como aumentar su estima, pero esto sólo nos lleva a convertirnos en esclavas de nosotras mismas, a convertirnos en personas frustradas, puesto que la belleza es algo tan subjetivo y efímero que nadie puede alcanzarlo en su punto máximo, cada persona tiene un concepto diferente de belleza.

http://www.youtube.com/watch?v=XtoIodbe1k8

Nos venden una mujer que no tiene cabida en un mundo real, una mujer irreal que necesita diferentes servicios para transformar su aspecto de manera innecesaria. Pero, ¿quién ha definido a la mujer perfecta? En la sociedad de consumo en la que vivimos, donde la mujer en muchos casos se trata como objeto, se produce una manipulación ideológica creada muchas veces por la publicidad, la cual nos crea necesidades innecesarias. En este punto es donde aparece un prototipo de ‘mujer ideal’ al que tendemos a imitar y por la que incluso hay mujeres que se disponen a cambiar su cuerpo para lograrlo.

¿Por qué la persecución del ideal estético se da más en el género femenino que en el masculino?

Actualmente, el consumo de productos de belleza está experimentando un crecimiento por parte del sector masculino, aunque seguimos siendo las mujeres las que más consumimos este tipo de productos. Esto se debe a que desde tiempos remotos se ha relacionado la belleza con la mujer. La belleza femenina vende más que la masculina puesto que los hombres, en su mayoría, experimentan mayor atracción visual hacia la mujer que al contrario.

El canon de belleza cambia a medida que pasan los años. En la época dorada de Hollywood, la perfección y la belleza residía en las ‘starts system’, actores y actrices que llevaban su forma de ser al cine representando en sí la belleza y el éxito, mientras que ahora, esa belleza la podemos encontrar representada en todos los ámbitos desde la moda, cine, medios de comunicación o música, lo que ha hecho, que esta visión de la mujer se haya reflejado más en nosotras mismas y en la sociedad.

La sociedad de hoy en día, no nos muestra un sólo modelo de mujer perfecta: no hay un corte de pelo mejor que otro ni un sólo color que marque tendencia. Lo que nos dicta es lo que tenemos que evitar para conseguir la perfección, es decir, no nos dicen cómo tenemos que ser, sino cómo no tenemos que ser. Intentamos distinguirnos del resto, mostrar cierta individualidad, pero lo que conseguimos no es más que emular a aquello que la sociedad considera ‘perfecto’.La sociedad de consumo nos intenta convencer de seguir un ideal marcado, nos crea unas necesidades impuestas que no surgen por nosotras mismas, sino por lo que nos dictan.

De nuevo, ¿estamos ante un nuevo tipo de esclavitud, de la cual no somos conscientes? ¿Si rechazásemos esta belleza, tendríamos miedo a no conseguir a través de ella otras satisfacciones? ¿Estaríamos dispuestos ha abandonar esta belleza tan superflua, por un modo de vida menos racional? Y por último, aunque no pensáis que somos esclavos, ¿os prepararíais todos los días, seguiríais todos esos mismos rituales a pesar de que no os apeteciese, de que ese día no tuvieseis ganas o tiempo? ¿Entonces por qué lo hacemos?

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