lunes, 28 de noviembre de 2011

EL CONSUMO DE USAR Y TIRAR (G1)

Ana Loureiro Pedreda y Raquel Teijelo García

¿Compramos sabiendo que en un periodo corto de tiempo ese producto que compramos va a estar obsoleto?

Si hablamos de productos de usar y tirar a todos se nos viene a la cabeza los pañuelos de papel, la cuchillas desechables, los platos de plástico, etc. pero lo que no se nos ocurre es un ordenador o una impresora.

Generalmente, cuando compramos un televisor adquirimos de lo mejor que hay en el mercado en ese momento, y no nos importa gastar un poco más porque pensamos en que nos dure mucho tiempo, esta asociado al valor signo relacionándolo con la diferenciación y ventajas que nos puede ofrecer el producto. Actualmente, la tecnología se está reinventado constantemente, cada día aparecen aparatos electrónicos nuevos, aplicaciones, formatos y demás.

La tecnología caduca cada tres meses. Constantemente se están creando productos nuevos, mejorados, actualizados y dotados de nuevas prestaciones y características, lo que hace que ese televisor que compramos hace cinco años sea un aparato viejo, y se quede obsoleto. Esto es debido a que ya no puede estar a la altura de las necesidades que aparecen en el mercado actual. En este caso, puede que se deseche el objeto porque se haya quedado obsoleto no porque haya dejado de funcionar, pero no cubre las necesidades del momento, ha dejado de sernos útil, porque queremos más y en el mercado hay más.

En otros casos, desechamos los aparatos electrónicos porque se nos han estropeado y preferimos comprar uno nuevo a repararlo. Seguramente el coste de adquirir uno nuevo será mayor que el de reparar el estropeado, pero por poco más del precio de reparación nos compramos otro aparato nuevo y más actualizado.

Estamos en una etapa de obsolescencia programada, esto es: el deseo del consumidor de poseer algo un poco más nuevo, un poco antes de lo necesario.

· Vídeo del documental “comprar, tirar, comprar” emitido en TVE2.

Resulta terrible ver en el documental “Comprar, tirar, comprar” cómo las empresas ya no hacen estudios buscando los mejores materiales y la durabilidad de estos, sino que estudian la caducidad del producto, el ciclo de vida, buscan su fin. Los productos están programados para que dejen de funcionar en un tiempo estimado. Esto se traduce en un crecimiento económico, pero también aparece más basura, más desechos y una proliferación de la contaminación medioambiental.

En Livermore (California) existe una bombilla que no ha dejado de lucir desde 1901, es la única en el mundo y se desconoce su proceso de fabricación. La bombilla fue el primer producto al que se le restó tiempo de duración (1000 horas), para favorecer la venta de bombillas en el mercado. A partir de entonces, se comenzó a reducir la durabilidad de los productos.

Esto nos lleva a la siguiente conclusión: somos víctimas de la obsolescencia programada, el motor secreto de nuestra sociedad de consumo. Nos hace reflexionar sobre el tipo de consumo en el participa la sociedad en estos tiempos.

¿Por qué preferimos comprar un producto antes de reparar el que tenemos estropeado? ¿Las necesidades son creadas por las marcas o por los productos? ¿Si se estudiase la durabilidad de los productos, se acabaría con el consumo?

· Reportaje Comando Actualidad: Usar y tirar.


3 comentarios:

  1. Me parece interesante la entrada, y a la vez estremecedora, por el hecho de que hayamos llegado a un punto en el cual reina el absurdo...¿cómo es posible que en lugar de estudiar que los productos duren, se invierte en lo contrario? Me parece una vergüenza.

    A la pregunta ¿por qué preferimos comprar en lugar de reparar? respondo: al contrario de lo que decíais en vuestro artículo, actualmente es más costoso, por normal general, arreglar un aparato que comprar otro nuevo. Lo he podido experimentar varias veces en los último años, yo y mis familiares, amigos, conocidos...es vox populi, y es otra herramienta de marketing que no busca más que nuestro desembolso y nuestra entrada en una espiral consumista.

    A la pregunta ¿quién crea realmente las necesidades? respondo: las marcas, pues vivimos en un mundo de marcas, donde éstas son las que crean los productos que nos crean necesidades a nosotros, encaminándonos a desarrollar modas absurdas que a su vez nos crean nuevas necesidades, y así se alimenta este gran círculo vicioso.

    Por último, el hecho de que los productos fuesen duraderos en el tiempo, como lo eran antes, ayudaría decisivamente a disminuir el consumo, pero no sólo este aspecto aislado...lo que haría cambiar el panorama sería un cambio total del espíritu de la sociedad, que actualmente sólo se enfoca a la producción y a amasar el dinero con el consumo, y no al bienestar de la población.

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  2. Desde mi punto de vista, a día de hoy resulta totalmente imposible concebir el mundo con otro tipo de consumo.
    Entiendo que el consumo tenga muchas partes malas, pero si se prescindiera de toda la parte que podríamos denominar "no necesaria", retrocederíamos siglos.
    Lo que si es triste que las empresas dediquen más tiempo en limitar la duración de los productos que en introducir avances en su tecnología.
    Tambien pienso que las necesidades se crean mediante la publicidad,teniendo en cuenta los círculos sociales en los que nos movemos, así como las envidias o necesidad de demostrar a los demás, con ello juegan las marcas y multinacionales.

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  3. Efectivamente, estamos aquí para consumir porque no podemos cambiar el mundo únicamente cambiando nuestra forma de consumir, sino que primero habría que modificar nuestros propios hábitos y valores. No creo que esto nos llevase a la edad media sino que nos ayudaría a vivir mejor y a saber cuidarnos.


    Asimismo, en cuanto a la relación entre publicidad y necesidades nos encontramos dos posturas: una de ellas defiende, al contrario que mi compañera Beatriz, y como ya dije en mi comentario anterior, que las necesidades no las crea la publicidad. Si tenemos en cuenta el art. 2 de la LGP, podemos observar que se dice que el fin de la misma es promover la contratación, es decir, informar o hacer algo público (divulgar). Por lo tanto, la publicidad no crea necesidades sino que las estimula.
    La otra, proveniente de psicólogos y sociólogos, no de legisladores, nos dice que el producto que crea una marca es una proto-necesidad, y que para que ésta se convierta en una necesidad necesita la intervención de la publicidad. Un ejemplo real: las empresas siguen creando cada vez más productos, pero los indios del amazonas no tienen más necesidades de las que tenían hace 100 años, porque la publicidad no llega allí: protonecesidad + publicidad = necesidad final. Es decir, la necesidad es en realidad algo formado por las marcas en sinergia con la publicidad, pero que sin una de las dos no llegarían a existir, prueba de que la necesidad, para llegar a ser tal, necesita de la publicidad.
    Según nuestros propios pensamientos e intereses, nos inclinaremos más por una opinión que por otra.

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